De pronto ella se sintió perdida
como en un mal sueño
sin sus puntos cardinales, sin correr a ninguna parte
perdida de los cuerpos, en la inmensidad del adentro, en un tiempo desacompasado.
Y de a poco se fue encontrando
en detalles insignificantes, en gustos y placeres olvidados
en rincones deshabitados, en un cuerpo contorneado
en el sonido de su risa y en el de su llanto
La misma, distinta, perdida, olvidada, escondida, encontrada…
¡Piedra libre!